LA CAPACIDAD LIMPIADORA DE EL ESPIRITU SANTO

1 Co 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

El Apóstol Pablo llama la atención a la iglesia de Corinto debido a pleitos entre la misma iglesia que estaban desembocando en el tribunal civil, la molestia de El Apóstol fue que no hubiera entre ellos ningún sabio para resolver justamente las situaciones que ocurrían dentro de la misma localidad. Es de notar que la molestia de El Apóstol Pablo no es que hubiera diferencias entre los hermanos, la molestia fue que dichos conflictos terminaran en los tribunales, esto entre otras cosas, nos enseña algo muy importante y es que entre los miembros de la iglesia de vez en cuando va a haber situaciones de conflicto que pudieran desembocar en algo mayor, si es que no se tratan de la manera apropiada. El Apóstol Pablo nos muestra a travez de estos textos que la iglesia no esta libre de situaciones ásperas, ha dichas situaciones El Apóstol no les llama pecado, les llama fallas;  1 CO 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. Una falla es algo que no esta trabajando como se supone que debería. Quiero aclarar algo a titulo personal; Lo que si es pecado, es que siempre sea la misma persona quien provoque los conflictos. La Iglesia fue puesta en la tierra como sinónimo de  Luz, es decir, la Iglesia es Luz, y cuando no esta trabajando de acuerdo a lo prescrito por Dios evidentemente esta fallando al propósito para lo cual fue enviada y equipada. Ahora la iglesia brilla como luz no por que ella misma tenga la capacidad de brillar sino que brilla por causa de El Espíritu Santo morando en la vida de los creyentes, El Apóstol Pablo les recuerda los tres efectos provistos por el Espíritu de nuestro Dios en la salvación (1 Co 6:11) Fue gracias al Espíritu Santo obrando en nuestras vidas que pudimos ser lavados, santificados y justificados (1 Co 6:11) en este particular texto de una manera inherente nos menciona que no todos los que están en la iglesia han sufrido el proceso de la salvación sino que siguen en la practica de los pecados mencionados en el verso 9 y 10 (favor de leerlos)

Es gracias al glorioso Espíritu Santo obrando en nuestras vidas que fuimos lavados en Cristo, es decir, fue El Espíritu Santo el que nos sumergió en Cristo para ser lavados de toda la maldad y así estar capacitados para ser presentados limpios delante de Dios. Ser lavado significa “ser declarado limpio de todo los actos pecaminosos de el pasado. !Que glorioso evento hecho por el Espíritu Santo de Dios!, lavarnos de todas las maldades, de todo lo sucio y desagradable que fuimos, de todo lo malpensados, corruptos e inmorales que éramos, todo gracias a la obra limpiadora de El Espíritu Santo. Pero Su obra no termina con limpiarnos que ya de por si es mucho, su obra continua en la tarea de Santificarnos y esta es una declaración pero también es una tarea que debe de ser efectuada en la vida cotidiana por el creyente. Empezamos por saber como es la santificación por declaración divina: Ser llamados santos significa que somos apartados y consagrados a una participación de ser separados de toda obra pecaminosa. Debemos de recordar que estábamos muertos, incapacitados para elegir a Cristo, dicho esto entonces, como es que fuimos santificados? La respuesta es: Dios hizo todo, el nos limpio y también el nos Santifico. La santificación es la voluntad de Dios para nosotros (1 Tes 4:3). La palabra santificación está relacionada con la palabra santo; ambas palabras tienen que ver con la santidad. Santificar "es apartar algo o alguien para un uso especial”; "santificar" a una persona es hacerla santa y esto gracias al glorioso trabajo de El Espíritu Santo. Es justo decir que la santificación es una declaración divina como lo acabamos de ver pero también es tarea que solo el creyente regenerado puede realizar, dicho de otra forma la comprobación de que una persona es salva en verdad es que tal persona se aleja voluntariamente de el pecado diariamente. Pregunta: Quien le da a esta persona las fuerzas para alejarse de el pecado en el cual antes residía? El Espíritu Santo!!!

Aun no termina la tarea de El Espíritu Santo, ahora viene una de las tareas mas gloriosas de El, no solo una de las mas gloriosas, sino que esta es la primer acción que ejerce de manera evidente en la vida del aun inconverso. La justificación. En pocas palabras, justificar es declarar justo. La justificación es un acto de Dios por el cual declara justo a un pecador. La idea fundamental de la justificación es la declaración de Dios, el juez justo. El ser humano por pecador que sea es justo pues en Cristo ha entrado en una relación justa con Dios. Hablando claro, la justificación tiene que ver con la declaración de Dios sobre el pecador, no con ningún cambio interno del pecador. Es decir, la justificación, en sí misma, no hace santo a nadie; simplemente, no lo declara culpable ante Dios y por lo tanto, lo trata como no culpable. El verdadero cambio que produce la santidad en el pecador tiene lugar con la santificación, que se relaciona con la justificación, pero, por definición, es diferente. Y todo esto es realizado por la acción poderosa de El Espíritu Santo.

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