El Verdadero Significado de la Humildad
1 Pedro 5:5
“Igualmente, jovenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracias a los humildes.”
Hoy en día muchos tienen un falso concepto de humildad, a veces pensamos que alguien humilde es necesariamente alguien con una mirada hacia el piso y un tono de voz casi imperceptible, o una persona con pocos recursos económicos, lo cual es totalmente falso. De hecho, podemos encontrar personas con estas características pero con un corazón altivo y lleno de orgullo. Entonces, ¿cuál es el significado de la palabra humildad en este versículo? La palabra utilizada originalmente en griego en 1 Pedro 5:5 es “tapeinoó” que se refiere a la altura y sugiere agacharse o acercarse al suelo, humillar (en condición o corazón), bajar, manso, apacible, gentil, todo lo contrario a altivo, a arrogante o a orgulloso.
Teniendo como referencia el significado de humildad, analizaremos 3 puntos principales:
1. Jóvenes humildes: el texto inicia con la palabra igualmente, haciendo referencia a lo expresado en los versos inmediatamente anteriores cuando instaba a los pastores a apacentar y cuidar de sus ovejas no por la fuerza sino con amor y humildad, y del mismo modo continúa con el mismo tema de la humildad pero ahora el apóstol Pedro se dirige a los jóvenes exhortándolos a que se sujeten a los ancianos, las palabras “estad sujetos” nos hablan de someterse, de escuchar el consejo, de obedecer a un grupo de personas que el texto llama ancianos. Pero quienes son estos ancianos? La palabra utilizada en este verso es “presbutero” que significa viejo, antiguo, mayor en la fé. A lo largo del nuevo testamento también se les llama ancianos a los pastores y líderes espirituales de la iglesia que tienen a su cargo el cuidado de los hermanos. Pero porque el texto hace énfasis en los jóvenes? La razón la encontramos en nuestra propia experiencia, solo hace falta recordar cuando teníamos 20 años y nos creíamos invencibles, infalibles y no escuchábamos a nadie, queríamos hacer lo que bien nos parecía y siempre teníamos la razón así no la tuviéramos. Esta actitud solo demostraba nuestra inmadurez espiritual, por esto el escuchar el consejo y someternos a nuestros líderes espirituales es un acto de humildad. Entonces por un lado tenemos que los jóvenes deben estar sujetos a aquellos que son mayores en la fe, es decir a los ancianos, pero los ancianos a su vez tienen una gran responsabilidad; guiar a los más jóvenes. Pero, ¿cómo los van a guiar? En Tito 2:2-5 nos muestra que la responsabilidad de los ancianos es capacitarse en la doctrina para saber guiar a los más pequeños, deben ser ejemplo, prudentes, pacientes, amorosos, entre otros frutos que no pueden nacer si no es por el Espíritu Santo en una relación personal con Dios. Entonces, vemos que los jóvenes tienen una responsabilidad, pero los ancianos también la tienen, y este mismo principio aplica para los padres jóvenes, los matrimonios jóvenes, los ministerios jóvenes, que necesitan escuchar y obedecer el consejo Bíblico de los mayores en la fe, y los ancianos deben capacitarse para aconsejar y acompañar en el camino a los más jóvenes. Esto nos da paso a nuestro segundo punto de esta enseñanza:
2. Todos humildes: el verso continúa diciendo “y todos”, ahora haciendo referencia al grupo general de la Iglesia. Llamándonos a someternos y a ser humildes, y es que el ser humano por naturaleza es ególatra, y nos cuesta en nuestra humanidad someternos a nuestras autoridades; por ejemplo, los niños no quieren someterse a sus padres, los trabajadores no quieren someterse a sus patrones, los ciudadanos no quieren someterse a las leyes del gobierno, algunas mujeres no quieren someterse a sus maridos, algunos miembros de la iglesia no quieren someterse a sus líderes, entre muchos otros ejemplos que nos llevan al mismo punto, falta de humildad, porque el orgullo y la obstinación son los que me llevan a pensar que todos están equivocados y que las cosas se deben hacer a mi manera y por eso no me quiero someter. Pero Dios en su infinita sabiduría nos exhorta por medio de Su preciosa Palabra a revestirnos de humildad y a someternos unos a otros, lo cual para él hombre natural es imposible, porque es egoísta y no piensa en nadie más sino en el mismo, busca satisfacerse a sí mismo sin importar si para lograrlo tiene que pasar por encima de los demás. Pero al que ha nacido de nuevo, el que ha nacido del Espíritu piensa en los demás tanto o más que en sí mismo. Según Filipenses 2:3 si yo pienso que mi prójimo es mayor a mi, o superior a mi, es más fácil respetarlo, amarlo, cuidarlo, escucharlo, y servirle.
Esto es completamente contrario a la dinámica del mundo actual, el mundo nos mueve al ego, al empoderamiento, a que somos el centro del universo, a la satisfacción del yo, sin importar por encima de quien tengamos que pasar.
Pero Dios desde el mismo principio estableció que el hombre debe ser humilde y someterse a Su mandato, miremos el huerto de Edén, Dios Mandó a Adán a No comer del fruto del conocimiento del bien y del mal, de hecho Su creación entera fue establecida por medio de Su Mandato, pero al hombre natural, al pecador no le gustan las ordenes, pero Dios, repito, es un Dios de órdenes, otro ejemplo que podemos ver en la Biblia está en Éxodo 20, cuando en el Monte Sinaí Dios estableció Su ley, y la mayoría de estas órdenes inician con un No; No matarás, No cometerás adulterio, No te harás imagen, etc. El No de Dios hace parte de Su carácter, y sin duda es una protección para el ser humano, pero muchas veces lo vemos como una simple prohibición que nos limita, cuando en realidad es una muestra del amor de Dios y de su protección.
Una persona humilde acepta el mandato de Dios y se somete voluntariamente a él, porque no tiene su fe en su propio ego, o su propia opinión, sino que acepta que el mandato Divino está por encima de él en todo nivel, y voluntariamente se somete y deja su orgullo a un lado.
Cristo mismo nos llama a ser humildes en Mateo 11:29, nos pide que aprendamos esa humildad de Él, y ejemplo nos ha dado, solo falta analizar Filipenses 2:5-8 para recordar que si duda El es el máximo ejemplo de humildad; “haya también en vosotros el mismo sentir” el texto es tan claro que no se necesitan más palabras.
3. Por último, el evangelio mismo, la salvación es para los humildes, no de apariencia externa, sino de corazón. Jesús anunció que el reino de los cielos es para los “pobres de espiritu” Mateo 5:3. Ser pobre de espíritu es reconocer nuestra condición de ruina absoluta en términos espirituales, reconocer que no podemos hacer absolutamente nada para salvarnos a nosotros mismos, es reconocer que nuestra salvación depende únicamente de nuestro Señor Jesucristo por medio de la fe en su sacrificio y su obra salvadora en nuestro favor. Debemos acercarnos a Él en humildad, sin olvidarnos que Él hizo por nosotros lo que nosotros estábamos incapacitados de hacer debido a que estábamos muertos en delitos y pecados, por medio de la fe en El, El se ha llevado mi pecado y me ha vestido con Su justicia, El ha intercambiado nuestra ineptitud por su infinito mérito, y la vida que ahora vivimos, la esperanza que tenemos, la tenemos por la fe en el Hijo de Dios, que nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros. Esa es la verdadera humildad.