SOLA FIDE, SOLO POR LA FE

Ef 2:8Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Sola fide es una frase en latín que significa "solo por fe". Es una de las cinco solas de la Reforma Protestante. Sola fide señala que la salvación es a través de la fe, no por obras, como lo explica Ef 2:8-9: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe”. El reformador protestante Martin Lutero consideró que sola fide era tan importante que la llamó "El artículo sobre y por medio del cual la iglesia se mantiene de pie".

La Biblia dice claramente sobre la fe, que no se trata de algo que nosotros podamos producir o sacar de nuestro interior. En cambio, es un «don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef 2:8-9). Tampoco somos propietarios de nuestra fe porque en realidad «Jesús [es] el autor y consumador de la fe» (He 12:2). Entonces el ser humano no puede hacer fe, no puede multiplicar la fe, solo Dios tiene la facultad de darnos y crecer la fe en nosotros.

Los reformadores volvieron a las Escrituras y pudieron comprender la realidad de la condenación del ser humano, su separación absoluta de Dios y su incapacidad total para lograr la salvación a través de sus propios medios, sean estos morales o religiosos.

En el caso de Lutero, aunque vivía como un monje irreprochable, sentía que era un pecador delante de Dios con una conciencia muy perturbada. Lutero sabía que estaba perdido, muerto en delitos y pecados, que era un hijo de desobediencia, viviendo y satisfaciendo las pasiones de la carne; un hijo de ira como todos los demás (Ef 2:1-3). Su religiosidad intensa no le proporcionaba la paz interior que tanto buscaba para aplacar la justicia de Dios.

Por fin, por la misericordia de Dios, meditando día y noche, presté atención al contexto de las palabras, a saber, «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» [Ro 1:17]. Allí comencé a comprender que la justicia de Dios es aquello por lo cual el justo vive por un don de Dios, es decir, por la fe.

Y este es el significado: la justicia de Dios es revelada por el evangelio, es decir, la justicia pasiva con la cual el Dios misericordioso nos justifica por la fe, como está escrito: «Mas el justo por la fe vivirá». Aquí sentí que había nacido de nuevo y que había entrado en el paraíso mismo por las puertas abiertas. Allí se me mostró una cara totalmente diferente de toda la Escritura. Entonces repasé las Escrituras de memoria. También encuentro en otros términos una analogía, como la obra de Dios; eso es lo que Dios hace en nosotros; el poder de Dios, con el que nos hace sabios; la fuerza de Dios, la salvación de Dios, la gloria de Dios.[4]

Lo que el Espíritu Santo reveló a Lutero por su sola gracia, a través de las Escrituras, fue que la justicia de Dios es satisfecha en Cristo a través de la justificación por la fe sola.

El teólogo R.C. Sproul explica la importancia de esto: «La doctrina de la justificación lidia con lo que podría ser el problema existencial más profundo que un ser humano pudiera enfrentar: ¿Cómo puede un pecador, una persona injusta, alguna vez soportar el juicio de un Dios santo y justo? La respuesta está en el centro mismo del evangelio; es decir, en que «el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lc 19:10). La confirmación gloriosa de que Cristo nos encontró y salvó es que, «habiendo sido justificados [es decir, perdonados y declarados justos ante Dios] por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios» (Ro 5:1-2).

Sola Fide resume la verdad de que la fe en Jesucristo como único y suficiente Salvador, sin necesidad de méritos u obras por nuestra parte, El es el único medio por el cual somos perdonados y declarados justos por Dios. Es importante aclarar que cuando hablamos de la «fe sola», no nos referimos a ella como un fin en sí misma para nuestra salvación. La fe es el objeto, pero para que sea efectiva tiene que ser depositada en un sujeto. Entonces el objeto es la fe tiene que ser depositada en un sujeto, es decir en Cristo únicamente.

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